Es fácil: gastar dinero en cosas que no necesitamos necesariamente, decir que estamos bien cuando en realidad no somos, esconder una máscara, y hacernos parecer bien a los demás cuando en realidad, hay algo más en riesgo y está ENTERRADO debajo de nuestro superficie.
Cuando soy débil y vulnerable al dolor, tiendo a gastar dinero en cosas como baterías, café y comida chatarra que realmente va bien a TRAVÉS de mi cuerpo. (Sí, la confesión es curativa)
¿Pero sabes que? ¡Jesús nos AMA en nuestra debilidad y quiere ayudarnos!
Si todo lo que hacemos se basa en nuestros propios caprichos y caprichos, nos perdemos el punto de crecer en la fe. Para mí, esto significa autocontrol en mi cuenta bancaria en mi billetera y confiar plenamente en Dios y su fuerza para hacer un cambio disculpándose con él y volviendo a su don de gracia. ¡¡Una y otra vez!!
Practica lo que predicas, no al revés.
Pasajes clave: Éxodo 3: 1-15, Josué 1: 1-9, 2 Corintios 3: 4-6, Lucas 1: 26-38, 2 Timoteo 1: 7-12, Filipenses 4:13, Mateo 19:26, Jeremías 32:17, Romanos 8:37, 2 Corintios 12: 9
Bendiciones!
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